Laia Moreto Alvarado es una artista barcelonesa multidisciplinar con amplia formación en fotografía y artes visuales.
Laia ha recibido diversos premios nacionales e internacionales por sus obras, además de haber sido seleccionada para residencias artísticas y conferencias.
En esta entrevista, Laia describe la importancia de participar en este tipo de convocatorias, como experiencia para quien “pueda integrarlo dentro de una trayectoria artística, y obtener cierto reconocimiento o motivación”.
La artista también expresa la importancia de la formación en fotografía, pues poder “expresarnos a través de la imagen fotográfica de un modo constante requiere tener un dominio de sus posibilidades”
Laia es actualmente profesora en el Instituto de Estudios Fotográficos de Cataluña (España).
¿Qué ha de tener una fotografía para considerarla de calidad?
No hay una calidad, sino calidades. Valores estéticos o técnicos y conceptos que se estructuran en el contexto de una percepción humana vinculada a una cultura visual. En una etapa racional como la que atravesamos todavía, intentamos justificar lo atrayente de una imagen fotográfica. Desde mi punto de vista, este razonamiento es a veces excesivo; una ilusión. Nuestra capacidad de sorpresa siempre queda por definir detrás de lo emotivo y se expande más allá de las calidades de la fotografía, del conocimiento del lenguaje visual y del impacto que provocan las imágenes en la amplitud de la sociedad.
¿Si hay esta parte impredecible, es necesario una formación en fotografía?
Sí, sin duda. Creo en la necesidad de un aprendizaje y en la formación.
¿Por qué crees que es importante la formación en fotografía?
Porqué hacer una sola fotografía maravillosa es fácil, e incluso el azar puede estar de nuestra parte, pero expresarnos a través de la imagen fotográfica de un modo constante requiere tener un dominio de sus posibilidades, enfrentarse a sus límites con la toma de decisiones. La fotografía es una toma constante de decisiones que aceptan o rechazan continuamente sus calidades potenciales a nivel técnico, estético, conceptual, su posibilidad de formar lenguaje con un contexto, de construir proceso, discurso, o de adoptar su presencia más material o intangible.
¿Cómo crees que la era digital ha cambiado el sector de la fotografía?
La ha masificado. La era digital ha convertido el motivo fotográfico en algo a rescatar en un océano, a compartir de un modo más generoso o desintencionado. También ha acercado sus posibilidades de expresión a más voces. A la vez, ha aumentado el apropiacionismo y en cierto sentido, ha descentralizado el peso de la autoría al convertirse en un recurso tan compartido. Ha facilitado algunas técnicas (la mayoría, olvidamos que ya existían en la era analógica) y ha abierto juegos de lectura y decodificación propios de la naturaleza de la imagen digital, traducible a números y paquetes de información visual. Ha potenciado mayores disyuntivas éticas a causa de su facilidad de visualización y su influencia social. Ha evolucionado la idea de la ecología del arte, en el sentido de cuestionar lo innecesario de producir más imágenes. Ha aumentado la duda de confiabilidad entre lo que muestra y la verdad. Se ha establecido como intercambio de lenguaje: en la actualidad, hablamos y nos comunicamos con fotografías.
Además del premio en metálico y de la beca de estudio, ¿cuáles crees que son las ventajas para fotógrafos al participar en concursos de fotografía como PHotoFUNIBER?
Creo que participar en esta convocatoria es una experiencia importante para toda aquella persona que pueda integrarlo dentro de una trayectoria artística, y obtener cierto reconocimiento o motivación.
¿Es más un reconocimiento o una motivación?
Es un reconocimiento porqué hay un tiempo implicado por parte de profesionales, y hay una motivación, una recepción que es alentadora. No hay que asociar un concurso a la idealización de un juicio. Siempre hay un impulso emotivo en la elección de imágenes y hay que aceptar su parte de juego. Solemos pensar en que captamos imágenes, pero son las imágenes las que nos captan, y los jurados también son vulnerables a ello, sobre todo si el concurso no permite conocer la capa de profundidad de un trabajo o una serie íntegra, analizar su aportación de lenguaje.
¿Es cuestión de suerte?
No, no. Y no quiero dar la impresión de que el mundo de las convocatorias es un territorio de total arbitrariedad; tomamos una gran responsabilidad al participar en la organización de un premio y señalar unas fotografías entre un océano de imágenes. Cualquier persona dedicada a la fotografía sabe que separar una fotografía de entre otras es, a veces, tan difícil como tomarlas. Por ello, debe ser tomado como un proceso de experiencia con la recepción de la imagen que merece reflexión y atención. Quiero notar que es necesario complementar la participación lúdica a la convocatoria con el aprendizaje, dominar los aspectos técnicos y los valores estéticos al servicio de la expresión o las ideas, aunque sea para obviarlos y rechazarlos desde una posición artística. Incluso una fotografía más o menos espontánea, se incluye dentro de una toma de decisiones. Así que ya ves, a parte de la emoción, siempre solemos fusionar, finalmente, algo de razón.