Cada fotografía tiene una historia que la motiva. Varios ganadores de la pasada edición del Concurso Internacional de Fotografía PHotoFUNIBER’20 nos explican el camino que los llevó a alzarse con el premio.
El rastro que deja un avión y unos espejos de su casa fueron los principales actores de la instantánea de Alazne Armentia, con la que se alzó ganadora del Premio UNEATLANTICO: “la fotografía fue realizada en mi casa, subiendo las escaleras vi cómo se iluminaban los espejos y me pareció la mejor opción para juntarla con una fotografía de un avión que había hecho días anteriores”.
Esta alumna de Comunicación Audiovisual de UNEATLANTICO, institución que pertenece a la red de universidades de FUNIBER, resalta que la paciencia es una virtud indispensable a la hora de dedicarse a la fotografía, unida a la “suerte de estar en el momento exacto”.
En el caso de Nieves Vásquez, todo comenzó con un viaje familiar que la llevó a visitar la montaña Abanico en la ciudad de Canta, en Perú. Allí divisó un gran número de alpacas y llamas, cuando una de ellas llamó su atención: “me percaté que una de ellas no paraba de observarnos a mi hermano y a mí. Da igual que nos moviéramos o que la ignoráramos. La llama nos seguía con su plácida mirada allá donde estuviésemos”.
La ganadora de la categoría Naturaleza por votación popular remarca que sintió la necesidad de fotografiar esa escena, convertida en un recuerdo único. “Cuando terminé de fotografiarla, decidí en agradecimiento alimentarla. Finalmente, nos fuimos de ese lugar con la satisfacción de haber disfrutado de dicho momento y haberlo guardado en mi cámara por siempre”, añade.
También se decantó por la categoría Naturaleza una de las dos ganadoras del premio FUNIBER, Mónica Velásquez, al fotografiar un recurso hídrico, en este caso, la vereda Río Frío del municipio de Támesis, en Antioquía, Colombia.
Velásquez recalca que, a pesar de no disponer de formación en este campo, no es un impedimento para continuar fotografiando aquello que le interesa. Sobre esta idea coincide Armando González, que logró el premio en la categoría Abstracta, también a través de la votación pública. “Más que una buena cámara de fotos creo que lo mejor es tener una buena idea”, añade.
González destaca que la categoría Abstracta supone un reto ya que permite concretar el estilo del fotógrafo. A través de elementos cotidianos, el ganador realizó un juego de palabras basado en las distintas notas musicales y las piezas del Dominó.
En la categoría de Fotoperiodismo, las imágenes suelen contar una historia que, en muchas ocasiones, resulta desconocida para la población. De eso habla la siguiente historia. Una simple conversación derivó en una indagación que llevó a Cristina Fernández a fotografiar al único farero que existe actualmente en Cantabria (España). “El oficio olvidado” es el título que escogió para ilustrar una profesión de la que ya nadie habla y que le valió una mención de honor en el concurso.
En la categoría de Patrimonio, el baile de flamenco, considerado Patrimonio de la Humanidad hace más de una década, fue la inspiración de Javier Enrique Fernández. “Amo el flamenco y me resulta muy atractivo capturar el baile en movimiento, es algo increíble” destaca. Su imagen se alzó ganadora de su categoría a través de una votación popular.
Además de la elección de una fotografía ganadora por categoría por parte del Jurado de Honor, próximamente estará disponible en la web del concurso la selección de las fotografías finalistas de esta edición para que el público vote su imagen favorita, de la que saldrá también premiada una por categoría. Se entregarán, asimismo, premios especiales y menciones de honor en esta edición.